miércoles, 13 de abril de 2016

8 de marzo. Día de la mujer trabajadora

Históricamente marzo ha sido un mes en el que se han producido múltiples levantamientos de mujeres que lucharon por sus derechos laborales y políticos. 

En 1917, en San Petersburgo, cientos de mujeres, la mayoría tejedoras y modistas, salieron a tomar sus calles para reivindicar sus derechos. A través de la huelga y diversas manifestaciones bajo el lema «Pan y Paz», pedían una transformación del sistema económico y político. Anteriormente a estas manifestaciones, el feminismo ya estaba buscando un día para la  reivindicación de los derechos de la mujer. Fue en 1921 en la Conferencia de Mujeres Socialistas de la URSS cuando se establece el 8  de marzo como «El día de la mujer trabajadora». Desde entonces, este día conmemora la lucha de la mujer obrera por el reconocimiento de sus derechos. 

Somos conscientes de que la sociedad capitalista en la que vivimos se encuentra dividida en clases, perpetuando así la subordinación económica, social, sexual y reproductiva. La relación entre la explotación capitalista y la opresión patriarcal sigue inherente en la sociedad, legitimando la opresión de la mujer en la vida pública y privada. El 8 de marzo sirve para recordar a quienes lucharon por acabar con este sistema, pero también muestra el camino que queda por recorrer.  

Son muchos los problemas a los que nosotras tenemos que hacer frente en este sistema. En la vida laboral de las mujeres que huimos de estar sujetas al cuidado del hogar nos enfrentamos diariamente al duro y estricto techo de cristal, así como a las condiciones laborales y salarios inferiores a sus homólogos masculinos. A nivel global sigue imparable  el contagio de la feminización de la pobreza; y mientras tanto, nadie hace nada, ya que las altas esferas institucionales han sido siempre masculinas. Pero sí ellos no optan por el cambio, nosotras les obligaremos a acometerlo. 

El capitalismo sigue cosificando el cuerpo de la mujer para obtener el máximo beneficio. Cuerpo que no podemos conquistar ya que la sociedad sigue pensando que nosotras no podemos decidir sobre nuestro propio cuerpo. Visión errónea pero aceptada por la sociedad gracias a la legitimación institucional de la desigualdad de género con hitos como prohibición jurídica del aborto o las restricciones en este proceso. El amor romántico tan conquistado por el capitalismo en sus campañas, ahoga hasta asesinar a nuestras compañeras. Somos un producto más en el sistema de libre mercado, nos utilizan para llenar discotecas con el «gratis para ellas hasta la 1:30». 

Aparte de estas dificultades inherentes al sistema capitalista, la sociedad enferma ideológicamente, encabezada por  colectivos de extrema derecha, continúa obstaculizando nuestro trabajo, lanzando falsos estigmas a la sociedad, desprestigiando así los logros de la lucha feminista. Sin embargo, no daremos un paso atrás ante estas iniciativas.  Abanderan creencias erróneas pero nosotras acabaremos con ellas, demostrando que el feminismo es una lucha igualitaria. 

Nosotras somos la voz de quienes ya no tienen voz porque un día el machismo se la arrebató. Somos la voz de todas aquellas obreras que continúan sometidas a este sistema capitalista. Somos la voz de todas las sufren abusos diariamente. Somos la voz de la clase obrera, feminista, anticapitalista y antifascista.

¡ORGANÍZATE CONTRA 
EL PATRIARCADO Y EL CAPITAL!


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